Nuevos tiempos, nuevos problemas. Los matrimonios de gays y lesbianas en los Estados Unidos denuncian malos tratos e incomprensión en las residencias de ancianos que visitan cuando llegan a la tercera edad. Los días felices se quedan a las puertas de centros como los que dan acogida, en Nueva México, a Gloria Donadello quien a sus 81 años –como Bruce Steiner, 76, ayudando a su pareja, Jim Anthony, 71, aquejado de Alzheimer.
La depresión es la consecuencia inmediata a su primera confesión: soy gay. Una explicación que todavía hoy provoca risas e incomprensión de sus otros compañeros. La vida en residencias de ancianos es en los Estados Unidos un nuevo problema para homosexuales que piden y buscan ahora reformas urgentes. La primera solución sería aceptar su condición, un remedio que tratan de poner en marcha con centro propios de atención en ciudades como Nueva York, Boston, Chicago o Atlanta.
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1 comentario:
la verdad es que los ultimos q entienden nuestra opcion sexual son los abuelos que no se dan cuentan q los timpos han cambiado y q eso de mujer y hombre ya fue
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