Masajes
El masaje es el camino seguro hacia su corazón, aunque si la relajas demasiado y se queda dormida puede que no sea un camino tan seguro a otros lugares.
En general, cuando des masajes a modo de juego preliminar, procura alternar el frotamiento con besos y caricias. Por ejemplo, cuando le estés dando un masaje en la espalda, hazlo también con los labios y con la lengua a lo largo de la columna. Cuando llegues a las nalgas y los muslos, deslízale de vez en cuando la mano por la entrepierna con suavidad.
El masaje es el camino seguro hacia su corazón, aunque si la relajas demasiado y se queda dormida puede que no sea un camino tan seguro a otros lugares.
En general, cuando des masajes a modo de juego preliminar, procura alternar el frotamiento con besos y caricias. Por ejemplo, cuando le estés dando un masaje en la espalda, hazlo también con los labios y con la lengua a lo largo de la columna. Cuando llegues a las nalgas y los muslos, deslízale de vez en cuando la mano por la entrepierna con suavidad.
Varía la presión y el ritmo cualquiera que sea la parte que estés manipulando. Mientras que el masaje de relajación tiende a centrarse en la espalda, uno erótico es más bien frontal. Acaricia sus pechos suavemente, o no tan suave si ella lo prefiere. Combina diferentes tácticas, como rozar las ingles mientras chupas los pezones. Conseguir relajar a alguien y excitarla al mismo tiempo, requiere una habilidad y un sexto sentido, pero practicando todo se puede aprender, y eso concretamente, merece la pena. Sexo Oral Supongamos que ya te has abierto camino entre sus piernas. ¿Qué hacer ahora? Damos por sentado que cada una hará lo que quiera, pueda o sepa. Aquí sólo vamos a dar algunas sugerencias. Algo muy recurrido y sencillo es besar las ingles y el vello púbico, prestando especial atención a la parte central donde se unen los labios. En algunas mujeres los labios son prominentes y accesibles, mientras que en otras se encontrarán escondidos tras una maraña de vello púbico. Para acceder a las partes más ocultas, pasa la lengua desde abajo hacia arriba por donde se unen los labios hasta que se abran, o sepáralos con los dedos, o pídele que te los abra ella misma. Cada manera de hacerlo tiene su erótica particular.
Si tienes la luz encendida podrás contemplar quizá tonos rosas, o rojizos, o marrones, o púrpuras..., con una forma semejante a la de una flor. En la parte superior de la vulva, donde se unen los labios internos encontrarás el clítoris. Dependiendo de la constitución física de tu amante, puede que esté visible y dispuesto, o escondido de alguna manera. Si es así, una forma fácil de localizarlo es chupando la longitud de su vulva; cuando des con una pequeña protuberancia, entonces puedes quedarte allí todo el tiempo que quieras. Puede que te encuentres con un clítoris del tamaño de un grano de arroz, o de la yema de un dedo, o de cualquier medida intermedia. Sus gemidos de placer confirmarán que estás en el lugar correcto, y si no estás segura, ¡pregúntale!
Varía la presión y el ritmo cualquiera que sea la parte que estés manipulando. Mientras que el masaje de relajación tiende a centrarse en la espalda, uno erótico es más bien frontal. Acaricia sus pechos suavemente, o no tan suave si ella lo prefiere. Combina diferentes tácticas, como rozar las ingles mientras chupas los pezones. Conseguir relajar a alguien y excitarla al mismo tiempo, requiere una habilidad y un sexto sentido, pero practicando todo se puede aprender, y eso concretamente, merece la pena. Sexo Oral Supongamos que ya te has abierto camino entre sus piernas. ¿Qué hacer ahora? Damos por sentado que cada una hará lo que quiera, pueda o sepa. Aquí sólo vamos a dar algunas sugerencias. Algo muy recurrido y sencillo es besar las ingles y el vello púbico, prestando especial atención a la parte central donde se unen los labios. En algunas mujeres los labios son prominentes y accesibles, mientras que en otras se encontrarán escondidos tras una maraña de vello púbico. Para acceder a las partes más ocultas, pasa la lengua desde abajo hacia arriba por donde se unen los labios hasta que se abran, o sepáralos con los dedos, o pídele que te los abra ella misma. Cada manera de hacerlo tiene su erótica particular.
Si tienes la luz encendida podrás contemplar quizá tonos rosas, o rojizos, o marrones, o púrpuras..., con una forma semejante a la de una flor. En la parte superior de la vulva, donde se unen los labios internos encontrarás el clítoris. Dependiendo de la constitución física de tu amante, puede que esté visible y dispuesto, o escondido de alguna manera. Si es así, una forma fácil de localizarlo es chupando la longitud de su vulva; cuando des con una pequeña protuberancia, entonces puedes quedarte allí todo el tiempo que quieras. Puede que te encuentres con un clítoris del tamaño de un grano de arroz, o de la yema de un dedo, o de cualquier medida intermedia. Sus gemidos de placer confirmarán que estás en el lugar correcto, y si no estás segura, ¡pregúntale!
Si tienes la luz encendida podrás contemplar quizá tonos rosas, o rojizos, o marrones, o púrpuras..., con una forma semejante a la de una flor. En la parte superior de la vulva, donde se unen los labios internos encontrarás el clítoris. Dependiendo de la constitución física de tu amante, puede que esté visible y dispuesto, o escondido de alguna manera. Si es así, una forma fácil de localizarlo es chupando la longitud de su vulva; cuando des con una pequeña protuberancia, entonces puedes quedarte allí todo el tiempo que quieras. Puede que te encuentres con un clítoris del tamaño de un grano de arroz, o de la yema de un dedo, o de cualquier medida intermedia. Sus gemidos de placer confirmarán que estás en el lugar correcto, y si no estás segura, ¡pregúntale!
Varía la presión y el ritmo cualquiera que sea la parte que estés manipulando. Mientras que el masaje de relajación tiende a centrarse en la espalda, uno erótico es más bien frontal. Acaricia sus pechos suavemente, o no tan suave si ella lo prefiere. Combina diferentes tácticas, como rozar las ingles mientras chupas los pezones. Conseguir relajar a alguien y excitarla al mismo tiempo, requiere una habilidad y un sexto sentido, pero practicando todo se puede aprender, y eso concretamente, merece la pena. Sexo Oral Supongamos que ya te has abierto camino entre sus piernas. ¿Qué hacer ahora? Damos por sentado que cada una hará lo que quiera, pueda o sepa. Aquí sólo vamos a dar algunas sugerencias. Algo muy recurrido y sencillo es besar las ingles y el vello púbico, prestando especial atención a la parte central donde se unen los labios. En algunas mujeres los labios son prominentes y accesibles, mientras que en otras se encontrarán escondidos tras una maraña de vello púbico. Para acceder a las partes más ocultas, pasa la lengua desde abajo hacia arriba por donde se unen los labios hasta que se abran, o sepáralos con los dedos, o pídele que te los abra ella misma. Cada manera de hacerlo tiene su erótica particular.
Si tienes la luz encendida podrás contemplar quizá tonos rosas, o rojizos, o marrones, o púrpuras..., con una forma semejante a la de una flor. En la parte superior de la vulva, donde se unen los labios internos encontrarás el clítoris. Dependiendo de la constitución física de tu amante, puede que esté visible y dispuesto, o escondido de alguna manera. Si es así, una forma fácil de localizarlo es chupando la longitud de su vulva; cuando des con una pequeña protuberancia, entonces puedes quedarte allí todo el tiempo que quieras. Puede que te encuentres con un clítoris del tamaño de un grano de arroz, o de la yema de un dedo, o de cualquier medida intermedia. Sus gemidos de placer confirmarán que estás en el lugar correcto, y si no estás segura, ¡pregúntale!
No hay comentarios:
Publicar un comentario